Pensé que las etapas de la mismísima catarsis habían terminado hace años. Pero acá estoy, tipeando como una posesa, fumando un cigarrillo tras otro, esperando que las horas pasen y sea la hora de volver a vivir. Yo no entiendo bien que es lo que me esta pasando, pero todo se dio como para que uno entienda todo y sin anestesia. Hay una gordita llena de amor que se va, y nos llena los ojos de lagrimas, y nos deja un espacio que no podemos llenar con nada. Hay un montón de comidas que nadie va a volver a cocinar, y ojala alguna vez aprenda a hacer sus ñoquis, y a querer a todos con ese amor que nos tenia, a cuidarnos, a retarnos con ese cariño que solo tienen las personas que nos aman. Esta su bastoncito esperándola en la puerta, y yo también la espero. Se que tanto amor al final tendrá sus frutos, y espero que desde donde este pueda verlo todo, incluso ese día en que pueda ser la que quiero ser. Hoy es día de despedirse de mucho para mi, y de entender que por mas que uno se acostumbre a que lo cuiden, el mundo esta lleno, también, de gente llena de odio y rencor.
Hay una Jimena Belén confundida y llena de mocos, que la saluda como
mejor le sale, acumulando sus palabras y su sangre en renglones
desparejos y sin mucho sentido. Hay una Jimena Belén que sabe decir gracias, y lo dice con toda su alma. Hay personas que decidieron lastimarla y la vida se va a encargar de demostrarles que lo mas lindo que le puede pasar a uno es amar, amar, hasta morir. Y que a veces pedir perdon suena mas a chiste malo que a un verdadero sentimiento.
Hay una voz que repite como un mantra que todo va a estar bien. Y yo quiero pensar que es ella, que duerme la siesta conmigo, y me abraza, solo para recordarme que todo pasa, y que vamos a poder ser felices.
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